¡GRACIAS!

jueves, 7 de agosto de 2014

Voy a por tabaco.

 


                        




                      


                               
Me despierto, estiro el brazo, y te toco, noto como tu cuerpo se hincha y desincha al ritmo de tu respiración, miro la hora y compruebo que soy fiel a mis costumbres que son las tres de la mañana y que vuelvo a desvelarme por miedo a que no estés. Me quedo así unos minutos hasta que el sueño vuelve a mi y cierro los ojos, sabiendo que tú estás a mi lado. El despertador suena a las nueve y cuarto, el olor a café inunda mis sentidos, sigo su rastro hasta la cocina como un perro hambriento detrás de un hueso fresco. Te veo sentado al frente de la mesa masticando una tostada y con la vista pegada al televisor, me miras entrar y casi no te fijas en mi, sonrío como puedo y mientras caliento la leche en el microondas te observo de reojo, sigues impasible, como si por el umbral de la puerta hubiera entrado un desconocido. Llevamos así más de cinco meses, ya no me mandas mensajes en el trabajo, ya no me dices que me quieres, ya no te molestas en hacerme el desayuno cada mañana, ya no eres tú. Desayunamos en silencio, con la compañía de la mujer rubia que da las noticias de la mañana. Me levanto para irme al trabajo, o irme directamente, saco un bloc de notas del bolso, cojo un bolígrafo de encima de la mesa y escribo en letras grandes, 'voy a por tabaco' lo pego en la nevera y salgo de casa, sin llaves.

 

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